domingo, 12 de abril de 2020

TEXTOS ROMÁNTICOS


EL TIEMPO

Puestos a hablar sobre términos relativos, abstractos e inmensurables, cabe citar al tiempo como el más versátil, pues si bien tenemos una idea del concepto y creemos poder medirlo en segundos, minutos, horas o días, a todos alguna vez se nos detuvo la nada en un beso y se nos hizo eterna una espera. Así pues, las manecillas del reloj y las hojas del calendario, oscilan al compás del corazón, vertiginosas cuando ama, sempiternas cuando sufre. Y es que cuando el tiempo y el amor se dan la mano, un mes pasa volando y una vida entera resulta insuficiente.

jueves, 2 de abril de 2020

LÍNEAS EN CUARENTENA


NO ES EL VIRUS, SOMOS NOSOTROS

No es el virus, somos nosotros, que no sabemos valorar lo que tenemos hasta que nos es arrebatado.
No pusimos demasiado énfasis en las manos de los abuelos, cuando apretaban las nuestras con la sabiduría eterna del que sabe que el mañana es incierto: hoy ellos son los más vulnerables.
La prisa nos hizo olvidar la importancia de escuchar los consejos sabios de nuestros padres, que se despojaron de su corazón y lo acompasaron al nuestro al primer latido: hoy, como siempre, ellos sufren por sus hijos.
Las diferencias y la vida establecieron una distancia paradójica entre los hermanos que de niños compartían todo, que se defendían con uñas y dientes y juraron permanecer unidos: hoy desearíamos haber cumplido aquella promesa.
Hicimos de la amistad algo cotidiano: las salidas, las quedadas, las risas y los planes a largo plazo, convertimos algo tan especial en un hábito que hoy debimos dejar aplazado, y sentimos como nuestro mundo se desmorona por ello.
Hicimos con el amor una moneda de cambio. Las discusiones, la rutina y la desidia, iban al frente de la batalla destruyendo a su paso aquello tan grandioso que se construyó, entre dos, con ilusión: hoy es el amor lo único que nos queda, pues solo el amor permanece a tu lado aún cuando crees no tener nada: gracias a ti, que estás conmigo para todo.   
No es el virus, somos nosotros, que vimos en nuestro hogar una prisión y no un refugio, que creímos que la libertad está en la calle y no en nuestra mente.
No es el virus, somos nosotros, que no supimos ver que éramos ricos, cuando ya lo teníamos todo. 

VERSOS DE AMOR


DE MI AMOR Y TUS MENTIRAS

Porque te escapas en las noches,
me saben amargos tus besos,
y en la fría oscuridad de mi soledad
mi llanto la almohada empapa
sin encontrar consuelo en la luna,
pues si de las estrellas es la magia,
de tu mirada es mi fortuna.

Porque me embaucas al amarme,
me parecen desabridas las suaves caricias
y en cada rincón santificado de tu cuerpo,
lugares desconocidos descubro,
mas explorados por tantas otras manos fueron
que la admiración se esfuma en volandas,
mecida como al viento una pluma
y como al mar un velero.

Porque me mientes al prometerme,
me resultan plagiadas tus palabras,
y en cada frase fantaseo embriagada
por el anhelo de tenerte preso en mi cama,
parando el reloj de arena, que se consume,
empujándote de nuevo al llegar el alba
a que otra cintura estreches, como si nada.

Porque me hace enloquecer tu sonrisa,
se me antoja quimérica nuestra pasión
y desfilamos entre las sábanas
como en fechas eternas de carnaval,
enredándonos en las utopías
de nuestras almas disfrazadas,
que revelar sus identidades codician.

Porque te llevaste mi inocencia,
intuyo que tus pretensiones consumaste
y de la fuente de mi ingenuidad bebiste,
saciándote en la dulzura suprema
de aquel que presume, en su pericia,
frente al aprendiz inmaduro
que aprenderlo todo ambiciona.

Porque deliro por ti y tu lujuria,
me siento morir cada día
y me abandono a la esperanza,
cual ave de alas cortadas
que el cielo a tocar no alcanza
y dormita en nubes de algodón
con el conformismo de su destino.

Porque prefiero tenerte a media,
que perderte en el laberinto
trazado a conciencia, que nos distancia.
Te consiento la emigración,
custodiando así nuestro silencio
de idolatrarnos invisiblemente
en jardines que no fueron podados.

Porque eres el alquimista de mi tesoro,
jurando ante mi dios, te declaro,
que la única riqueza de la que me he lucrado,
es la del diamante bruto
que una vez juntos pulimos,
y que luzco hoy en mi vientre,
para que tú, mi amado mentiroso, lo adores.