domingo, 30 de junio de 2013

BENDITA LOCURA

En el momento menos oportuno, se presenta la hilaridad sin previo aviso. Se atraganta en la garganta un nudo y una mueca animada se refleja en mi cara; aunque intento evitarlo los labios se arquean hacia arriba, como imantados por una fuerza sobrenatural desde del cielo.
Suplico a un Dios que no entiende de normas sociales ¡No es adecuado mi comportamiento! Debo evitarlo a toda costa, pero no puedo contenerlo, se escapa de mi voluntad...
Intento evadir el recuerdo divertido, despertado por no sé qué indicio; pienso en cosas tristes, en miedos, en las nefastas consecuencias que tendrá la carcajada, pero mi cuerpo se obstina y la risa fluye…
Y loca me llamarán, por reír cuando no debo, por seguir mis propios pasos y no los que otros marcaron. Loca me dirán y me alegraré, porque en mi locura, dichosa me siento con mis delirios maravillosos. Loca. Tan loca que salto de contento y canto a todas horas. Loca sí, loca estoy; y a saber cuando volveré a tener la oportunidad de liberarme como lo he hecho; otro día tocará llorar, pienso…
Mas a todos nos ha ocurrido, que sin quererlo, en el momento y el lugar menos indicado, nos hemos reído, y ante miradas atónitas, como felices locos nos hemos sentido…

5 comentarios:

  1. En una ocasión, en clase de física, la profesora me solicitó que leyese el temario en voz alta. Empezada la lectura, una palabra del texto trajo a mi mente recuerdos de una cómica anécdota. Aunque luchaba con todas mis fuerzas para mantener la compostura, sin poder evitarlo, las letras se atoraron en mi boca. Ante la risa nerviosa que me impedía continuar leyendo, la profesora se indignó, invitándome a salir del aula…
    Fue una de entre las muchas veces, en las que me he reído sin ser el momento ni el lugar adecuado…
    Os animo a que compartáis vuestro incidente, para así reirnos juntos de esa especie de locura incontrolable que todos hemos sentido…

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  2. Jajaja sin duda Ana, a todos nos ha ocurrido algo similar en alguna ocasión , a bote pronto se me viene a la cabeza la que siempre recuerdo con Rubén, hace ya muchos años decidimos ir en plena Navidad a la misa del gallo en plan familiar. Algo comentó el cura que lo interpretamos mal y ambos empezamos a reir sin poder parar de forma alguna. Imagina en plena iglesia y todo en silencio como en misa ( nunca mejor dicho jeje ) y aguantando la risa como podiamos,lo único que se me ocurrio ya como recurso ultimo fue morder con todas mis fuerzas la cremallera de la rebeca para evitar las carcajadas con tan mala suerte que un pedacito del colmillo se me partió ... provocando una situacíon aun mas cómica e insostenible ... que mal rato

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  3. Yo también recuerdo una situación en mitad de una reunión de trabajo, una mesa redonda y el jefe de pie hablando. Siempre repetía una frase de la que nos reíamos con los compañeros, así que cada vez que la decía me miraba con uno de ellos y no podía evitar sonreír. Pero lo que empezó con una simple sonrisa siguió con una risa más amplia. Apretaba los dientes, tosía o estornudaba para camuflar mi risa, era incontrolable, lo pasé realmente mal...!!

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  4. Mi caso ocurrió en plena misa por el trágico fallecimiento de la madre de una compañera de instituto... Todo comenzó por un motivo bastante cómico y divertido ocurrido a escasos metros de la entrada a misa, entre tratando de contenerme como pude por respeto a todos los que había en el recinto y por la propia familia de la difunta pero me fue imposible... Para colmo tampoco podía situarme al fondo porque estaba todo ocupado y difícilmente podía moverme por la multitud allí presente... Quería parar de reír como fuese, tratando de ocultar mi rostro tras el abrigo y mordiéndome los labios en un desesperado intento por parar pero conseguí el efecto contrario... Tuve que esperar a que el cura repartiera el "cuerpo de cristo" para que la gente se moviera y poder salir de allí... que mal rato pase...

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  5. Eramos un grupo de amigos y nos invitaron a asistir a una ceremonia de bautismo de un Mormón. Claro hay que decir que teníamos unos 16 años y que nos gustaba vestir con ropa heavy, todos llevábamos el pelo largo , las muñequeras de pinchos, ropa vaquera y ajustada No sé cómo se les ocurrió invitarnos y menos aún por qué aceptamos ir . El caso es que cuando se meten en la piscina cuatro señores vestidos de blanco y le ponen las manos sobre la cabeza a un señor , y lo sumergen en la piscina , pues... jajaja nos miramos unos a otros y nos dió un ataque de risa , no podiamos parar y mientras más nos mirábamos más nos reíamos. Me senti muy mal , pero era imposible parar de reir. Yo respetaba lo que veía y me avergonzaba de nuestras risas pero era superior a nosotros. Sobra decir que ya no nos invitaron más.

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