Imagen
invertida en un cristal, donde la mano izquierda acaricia a la derecha, mas
siendo para cada cual el mismo flanco. Tan nítidos en el espejo y a la vez tan
difusos.
Nostalgia.
Sin puente para
cruzar el cauce de una a otra orilla, barquita sin remos varada donde me columpio
estática en un mar interminable, pesco en el aire los besos que vuelan de tu
boca hacia la mía, propagados en el eco
de nuestro mutismo.
Deseo.
Detrás de la pared ilusionados, delante
del presente, en el futuro. Al lado de la nada, entre mil
suspiros y el vacío lleno de nuestro anhelo de tenernos y nos tenernos. Enfrente de nuestra cama imaginaria nos
visionamos, un cuerpo sobre el otro,
un único ser debajo de las sábanas.
Yo en ti, sobre tu vida y tú en mí,
dentro de mi esencia. Preposiciones
de ningún lugar.
De ningún
lugar venimos, a ningún lugar marchamos, a ningún lugar pertenecemos, si no es
al retiro florecido de nuestros corazones.
Disfraces sin
máscaras, nombres de un bautismo, huellas en simientes: identificados. Somos un
símil de distinta sangre, purpúrea, ardiente, espesa, en un tubo de ensayo para
ser analizada.
¿Dónde estás?
¡en mis sueños! ¡en mis lágrimas! ¡en mi esperanza! ¡en la ventana abierta que
airea tu ausencia!
¿Dónde iré? ¡iré
donde haga falta! ¡donde tú estés! ¡donde tú vayas!
Amor, te
encontraré…