lunes, 10 de marzo de 2014

LA ORQUESTA

Quiero hacer con tus promesas canciones y que tus palabras se vuelvan canallas en mis labios.
Quiero ser el estribillo iterativo que se calca en la memoria, una, dos, tres veces, las necesarias para retener las pausas de tu sinfonía discordante y las rimas disonantes de tus estrofas.
Que con mi voz se desvele el sentimiento dormido de tu conciencia vagamunda, que perdió el rumbo y tomó el atajo desacertado hacia una partitura vulgar y resentida, cargada de vicio, desamor y odio.
Quiero que seas pentagrama y yo tus blancas, tus negras, tus corcheas y tus redondas notas, marcando el compás de tus reproches.
Ser la directora de la orquesta y nunca más tu coro.
Encarnarte en una seguidilla, himno de gloria de una patria, nana en una cuna, silbido entre ramas, rumor en las olas, eco en las caracolas. Personificarte en cantinela de grillos al atardecer, cacareos de gallos en el amanecer, silencio en la duermevela, gemidos, llantos y rezos.
Quiero convertirte en música...
Y en todo aquello que pueda llevarse, junto a ti y tus besos, el viento…

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