Quiero ser el estribillo
iterativo que se calca en la memoria, una, dos, tres veces, las necesarias para
retener las pausas de tu sinfonía discordante y las rimas disonantes de tus
estrofas.
Que con mi voz se desvele el
sentimiento dormido de tu conciencia vagamunda, que perdió el rumbo y tomó el
atajo desacertado hacia una partitura vulgar y resentida, cargada de vicio, desamor
y odio.
Quiero que seas pentagrama y yo
tus blancas, tus negras, tus corcheas y tus redondas notas, marcando el compás
de tus reproches.
Ser la directora de la orquesta y
nunca más tu coro.
Encarnarte en una seguidilla,
himno de gloria de una patria, nana en una cuna, silbido entre ramas, rumor en
las olas, eco en las caracolas. Personificarte en cantinela de grillos al
atardecer, cacareos de gallos en el amanecer, silencio en la duermevela,
gemidos, llantos y rezos.
Quiero convertirte en música...
Y en todo aquello que pueda
llevarse, junto a ti y tus besos, el viento…
No hay comentarios:
Publicar un comentario