Tú, maestro enmascarado
de la vida, perito de la valentía, de la serenidad y del cariño. Espejo de la
sabiduría que irradia esa imagen que vale más que mil palabras, que cualquier
verbo conjugado en el pasado, en el presente, en el futuro, frase filosófica
que induce a la reflexión. Lenguaje del amor, pasos de gallardía, carcajadas de
bondad, mirada divina.
Tú, mi niño, mi primo,
mi compañero. Alegría en la tristeza, aliento en la cobardía, luz de guía en la
cerrazón del abatimiento.
Fuerza, júbilo, inocencia.
Tú, Antonio Jesús,
clave de unión familiar, ser que nace y crece y se conserva puro, íntegro,
cándido, único.
Tú, mi Angelman…
Tú, mi Angelman…