Soñé que postrabas tu frente
contra la mía y tus lágrimas mojaban mis pálidas mejillas, ya frías y sin vida,
resbalando hasta mis labios, humedeciendo la sequedad violácea con la calidez y
el salobre de tu tristeza.
Soñé que con tus manos adorabas
mi rostro marchito y me besabas cediéndome tu aliento abatido, pretendiendo deshacer
el hechizo que me desvanecía.
Soñé que yo me había ido y tú
exclamabas mi nombre para que volviese a ti.
Un sueño dentro de otro, tal y
como me enseñaran los cuentos…
Hasta que desperté y ya no era una
princesa perfecta en un ostentoso palacete… y tú, mi príncipe de pacotilla, de
nuevo no estabas…
Triste pero a la vez romántica y con sentimiento, una breve historia que muchos hemos llegado a soñar para llegar a sentir ese momento. Los sueños sueños son esta claro... aunque siempre es posible hacerlos realidad si uno cree en ellos. Otro gran relato que demuestra que tu techo está donde tu decidas pararte, sigue así!! Un abrazo!! Richi
ResponderEliminarGracias Richi por tus palabras. Un abrazo
EliminarCosas de internet que me han traído a ésta tu casa y por aquí me quedo.
ResponderEliminarUn abrazo e invitada quedas a
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Y quédate por allí si algo ves que te emocione.
Hola Montesinadas, ya seguía tu blog desde hace un tiempo, me alegra que te quedes por aquí. Un afuerte abrazo
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